En todos los países del mundo hay zonas volcánicas, y zonas de más riesgo que otras, sin embargo, en caso de erupción los daños no son exclusivamente para las zonas cercanas, sino que en ocasiones la ceniza alcanza a llegar muchos kilómetros a la redonda.
Por ejemplo hace más de diez años, en México, la ceniza de una de las erupciones del Popocatepetl, llegó hasta las zonas urbanas, mismas que estaban bastante lejos, de los volcanes.
Muchas veces podemos pensar que no es tan grave y que no se trata más que de polvo que tenemos que limpiar, sin embargo, no es así, esta ceniza causa daños a los humanos y a los animales.
A nosotros nos causa molestias en los ojos, la nariz, la garganta y la piel, siendo mucho más peligroso para aquellos que tienen enfermedades o alergias respiratorias.
Además, si no limpiamos correctamente las superficies a donde llegó la ceniza, lo más seguro es que empecemos a tener óxido en nuestras azoteas o pisos, pues ésta está cargada de muchos minerales como el zinc, o incluso podría taparnos las alcantarillas y causar posteriormente inundaciones.
Para evitar los daños, si es que estamos en contacto con este tipo de materiales lo mejor es usar ropa que nos cubra la mayor parte del cuerpo, usar gafas y traer una toalla humada o algo que nos aísle las cenizas de las vías respiratorias.
Para nuestros animales de compañía lo mejor es que de ser posible se queden dentro de casa, y su agua y alimentos estén correctamente resguardados de posibles contaminantes.
Si se trata de animales de ganado, la recomendación es mantenerlo limpio y cubierto con tela gruesa.
Siempre se debe de evitar que se consuma la ceniza volcánica, pues puede causar enfermedades. (Con información de El comercio)
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