Los insectos y los arácnidos son los primeros en colonizar la lava que expulsa un volcán.
Si se hace un muestreo nocturno es «asombrosa» la cantidad de animales que hay, pese a la ausencia de vegetación para nutrirse, señala a Efe el catedrático de Zoología de la Universidad de La Laguna, Pedro Oromí. Al no haber alimentos, viven del llamado plancton aéreo: conjunto de diminutos animalitos o restos de plantas que arrastra el viento y que caen al suelo.
Las especies lavícolas están ocultas de día para evitar la insolación y de noche salen a la superficie y empiezan a buscar comida.
Siempre se había creído que los líquenes eran los primeros en llegar hasta estos ambientes hostiles, pero sólo cuando han pasado cientos y miles de años se produce la llamada «sucesión ecológica»: en la lava se forma suelo, brota la vegetación y, poco a poco, se puebla de la fauna «normal». Y las especies lavícolas son por completo desplazadas: «Los insectos y arácnidos no pasan de su terreno, son malos competidores», subraya Oromí.
En toda Canarias puede haber entre diez y doce especies lavícolas, aunque en una zona determinada de lavas lo habitual es que vivan sólo tres o cuatro en función de la altitud y la cercanía al mar, explica.
Cavernícolas
Las especies cavernícolas tienen «un aspecto inconfundible»: son ciegas, con muy poca pigmentación -blancas o incoloras-, con extremidades y antenas más delicadas, largas y estrechas. Su metabolismo es muy lento: caminan y se reproducen despacio, pero son muy longevas al consumir menos energía.
Hay arañas, milpiés, escarabajos, pulgones e insectos. Destaca el arácnido «Maiorerus randoi», que sólo habita en la cueva del Llano de Fuerteventura. Supone «una verdadera reliquia» en peligro de extinción, afirma Oromí. Se cree que la araña vino del continente, aunque tras la desertización de la isla se extinguió y sólo ha quedado esa estirpe en la cueva, donde sobrevive por la humedad. (Con información de ABC)
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