lunes, 21 de enero de 2013

Los perros de nadie, los perros de todos


Hay quejas del gran problema que representan los perros y animales en situación de calle, pero pocos hacen algo para librarlos de ese sufrimiento, otros deciden terminar con ese "dolor" con el asesinato, que tampoco se considera una buena medida. ¿Pero qué es lo que se ha hecho? 

Ahora una asociación comparte su punto de visita con TODO ANIMAL, ¿tú qué opinas al respecto?

El texto íntegro dice:

Hay todavía muchísimas consciencias influenciadas por la desinformación, que lo suponen un tema poco trascendente, pero el problema de los perros callejeros comienza a generar crisis en una sociedad que se ha limitado a mostrar el “foco rojo” de las molestias que causan, sin abordar la raíz del problema: nosotros.

Somos sin duda, gobierno y sociedad, responsables por los miles de animales que viven desprotegidos, deambulando famélicos y a menudo enfermos en la vía pública de nuestra Ciudad. El daño no se limita a estropear la estética y la salud pública de nuestro entorno, también desenmascara las fracturas de nuestra conciencia social, porque la desolación y el abandono al que son arrojados estos seres indefensos se llama brutalidad, el trato que les damos es un lamentable reflejo de aquello en lo que nos hemos convertido; sin embargo no refleja lo que queremos ser.

 Ya no queremos más violencia, ni más indiferencia, ni más víctimas.

Como sociedad no hemos abordado con seriedad la terrible y dolorosa realidad en la que subsisten estos animales. Es hasta hoy, que se está planteando un programa serio y viable en la Delegación Miguel Hidalgo. Esta labor, la de mirar con dignidad y respeto a los animales, es generalmente incomprendida y difícil.

No obstante se han ganado batallas importantes, por ejemplo, en la asamblea legislativa del D.F.  se consiguió que en los centros de control canino no se “ejecuten” animales electrocutándolos cual si fuesen convictos culpables del horrible delito de haber nacido o de haber sido abandonados, ahora tienen una muerte más “humanitaria”.

También se aprueban nuevas leyes de protección animal, los protectores de animales no cesan de trabajar, insisten, pero los resultados son parciales, y los esfuerzos, aislados.

Lo cierto es que sin la voluntad de las altas autoridades de gobierno, la sociedad queda abandonada a sus propios —e insuficientes— recursos; y el problema, condenado a repetirse.
Es necesaria la voluntad política de llevar a cabo un programa  interdisciplinario que cuente con presupuesto, que involucre a todos los agentes sociales —iniciativa privada, medios de comunicación,  sociedad civil— y se abarque el problema de manera inteligente y creativa para cambiar las conciencias. Por eso, desde el gobierno de la ciudad, en Miguel Hidalgo promovemos hoy la participación activa de las instancias gubernamentales para dar solución a este problema.

Ellos, víctimas de la indiferencia, son el síntoma de una sociedad que ha desdibujado su horizonte por evadirse de lo esencial: el valor de la vida digna. Es muy difícil pelear por los animales en un país hundido en la violencia, que vive atrapado en la vorágine de sobrevivir apenas con lo elemental, donde más del 50 por ciento de la población vive en la pobreza y el 27 por ciento en pobreza extrema.

Es verdad que ante tal panorama resulta casi imposible pedir que se atiendan las necesidades, las problemáticas de las minorías olvidadas, marginadas y mucho menos las de los animales; es difícil entenderlo cuando tantos problemas urgentes reclaman la atención y los recursos de la nación y la sociedad.

Sin embargo, no es menos cierto que olvidarnos de ellos es mutilar una parte de nuestro entorno vital, perder la riqueza y la compañía que nos ofrecen. A los animales de compañía les habita una sinceridad que nosotros olvidamos fácilmente. Ese olvido lo pagamos caro. Ya lo hemos pagado muy caro ¿Vamos a seguir pagando el precio en soledad y brutalidad? ¿Es que podemos darnos ese lujo? ¿No hemos tenido suficiente?

Como sociedad, debemos entender que si no logramos rescatarlos a ellos, a los que no tienen voz, no lograremos rescatar a este país, si no avanzamos en resolver este problema, perderemos el rumbo y  la posibilidad de salvar de la crueldad y el maltrato a una sociedad dolida de tanta pena, estamos convencidos de mucha gente está de nuestro lado, convencida de la necesidad de  cambiar esta realidad que tanto lastima lo que buscamos y traiciona lo que somos. Nos atrevemos a afirmarlo más allá de la pura convicción, apelando a la evidencia de que no queremos rodearnos de crueldad.

¿Por qué ignorar que las buenas voluntades están con nosotros y somos mayoría? Esa también es la verdad, también es un hecho. Hagamos algo por salvar a estos seres del abandono en el que viven pasando hambruna y maltrato, sólo se requiere de voluntad, de hacer que la cultura sea capaz de absorber sus propias contradicciones.

Logremos tener un gobierno responsable para de verdad resolver esta dolorosa situación; necesitamos también insistir en que debemos generar políticas públicas que atiendan las causas y no sólo tratar los síntomas con medidas reactivas; generaremos un programa de largo alcance, de carácter preventivo que logre frenar esta dificultad y su crecimiento exponencial, sabemos a ciencia cierta que es una labor simple a nivel de costos y acciones, es posible implementando un buen programa que consiga tener un impacto real a corto y largo plazo.

Responsable de la publicación: Ireri Carranza López
UPA (Unión de Protectores de Animales por una vida digna)

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