miércoles, 9 de enero de 2013

Activistas y etólogos opinan respecto al caso de Iztapalapa


 El pasado 7 de Enero, como es de conocimiento público, 25 perros fueron capturados por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) en la reserva ecológica del Cerro de la Estrella, de la delegación Iztapalapa, ya que de acuerdo con la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), podrían ser los causantes de la muerte de cuatro personas en esa demarcación. 

Según afirma la PGJDF, las cuatro personas fallecieron debido a lesiones provocadas en un ataque en el que aseguran “participaron diez o más perros”. Sin embargo, testimonios tanto de familiares de las víctimas como de médicos, veterinarios y etólogos, apuntan a que las heridas que presentan los cuerpos delatan tortura y violencia premeditada por parte de humanos, descartando que la causa mortal fueran mordeduras de canes.

 En las últimas horas trascendió que en varias delegaciones del Distrito Federal se han efectuado redadas contra perros en situación de calle, hecho derivado de la criminalización que se está haciendo de ellos.
 AnimaNaturalis manifiesta su consternación ante estos hechos pues, una vez más, queda en evidencia la incompetencia de las autoridades para investigar y esclarecer crímenes, y su falta de iniciativa para emprender campañas masivas de esterilización de animales de compañía, a fin de limitar la población de perros en situación de calle. Es necesario educar a la población respecto a la tenencia responsable de animales, y fomentar su adopción en vez de legalizar su compraventa.

 Criminalizar a los perros que no tienen un hogar y considerarlos un peligro para la sociedad es injusto, pues ellos son víctimas de la negligencia humana.

Por su parte la etóloga Josefina Martín Olcina especificó en un comunicado, que todas las evidencias apuntan a que la causa de la muerte de estas cuatro personas fueron los humanos, “los perros solo se alimentaron de carroña”.

La etóloga mencionó que hay inconsistencias desde el inicio, comenzando por la aplicación del término jauría, que es un equipo de perros utilizado para la caza.  

Hay para caza menor, normalmente los beagles y para caza mayor que serían los bloodhound, entre otros.  
“Estos perros son reunidos por sus dueños para salir a cazar cobardemente con armas de fuego a liebres, zorros, ciervos, jabalíes, etcétera, y  el número varía dependiendo del equipo humano que decida ir a asesinar un animal, y los perros sólo son usados para seguir un rastro”. 

“Como todos saben el perro desciende del lobo, primero fue un proto perro o perro primitivo y después paso a ser el perro de las aldeas (como el Dr. Coppinger lo definió), los perros cambiaron su morfología para ser más amigables a los humanos y dependiendo de su distancia de fuga fue como se logró domesticar a los perros”.

 “En realidad los perros nada tarugos lo que hicieron fue aprovecharse de los restos de comida que dejaban los humanos para evitar cazar”.

 “Los perros nos usan (en teoría) para su alimentación y cuidado, compañía (mutua), y nosotros los usamos para trabajo, rescate, pastoreo, protección.  Sean ferales o de casa, los perros les da pereza cazar.  Es decir, si a un perro le pones un bote de basura y una liebre que hay que perseguir, pues se queda con el bote de basura, salvo contadas excepciones, si están de humor y no tienen nada mejor que hacer, supongo que donde fue el ataque hay harta basura para hurgar, como en todo México”. 

“A lo que voy con todo este rollo etológico es que los perros en su mayoría pueden matar si están programados para eso, pero difícilmente se van comer lo que matan”.

Otro punto importante que Martín destacó fue que no era costeable para los mismos perros vivir en un grupo tan grande, porque vuelve más difícil la supervivencia.

“Para empezar una manada de 20 perros es incosteable, es decir, en la naturaleza, el comportamiento, va ligado a la reproducción y supervivencia.  Todo se trata de costos  y beneficios.  Ese número de perros no es sustentable para poder aparearse y comer”.


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